lunes, 31 de diciembre de 2012

Lendoiro, dispuesto a hundir al Deportivo

La situación del Deportivo se agrava por momentos. Tras afirmar que el club va a solicitar de forma inmediata la entrada en la ley concursal, tal acción no acaba de hacerse efectiva. De este modo, existe el riesgo de que diez millones de euros que deben abonar próximamente los operadores de televisión vayan directamente a Hacienda (como ocurre con todos los ingresos de la entidad desde que se aplica el embargo a favor de tal institución) y no puedan ser utilizados para pagar lo que se debe a los jugadores, cosa que sí sería posible con el club sometido a dicha ley.

En el plano deportivo, el equipo está cada vez más próximo a Segunda División. Ayer Lendoiro despidió a Oltra, sustituyéndolo por Domingos Paciencia, entrenador luso representado por Jorge Mendes, un conocido agente portugués que, al parecer, se lleva a partir un piñón con Lendoiro. Mendes ya colocó en el Deportivo a un puñado de medianías este verano y no hay motivo para suponer que Paciencia tenga más categoría. Curiosamente, Lendoiro mantuvo a Lotina hasta el final hace dos temporadas, con lo que el equipo terminó descendiendo.

Las relaciones de Lendoiro y Mendes son un misterio. La demora en la aplicación de la ley concursal, otro (¿la está retrasando Lendoiro porque perdería el control del club, porque podrían quedar al descubierto los malabarismos que hizo con sus fondos, o por algún otro motivo desconocido?). Tampoco parece factible echar a Lendoiro (asegura representar a más del noventa por ciento de los socios), a menos que el administrador concursal por designar saque a la luz cargos graves contra él.

Así, entre una cosa y otra, los augurios sobre el Deportivo para el 2013 no son nada buenos.


Prolegómenos del partido Deportivo-Levante (0-2) del 18 noviembre 2012.
Foto: MSL.

martes, 18 de diciembre de 2012

Barreiros,Murado, Rolland y La Voz de Galicia

La Voz de Galicia (LVG) es mi periódico. Al margen de desacuerdos puntuales, me gustan su forma de seleccionar y presentar las noticias y los periodistas del diario. Todos menos tres.

LVG está contra Lendoiro, presidente del Deportivo. Comparto ese sentimiento. El club no podrá arreglarse mientras Lendoiro siga al frente. Pero eso no significa que haya que ensañarse con el equipo y la pésima trayectoria que lleva este año en Primera División. El jefe supremo de los ataques al Deportivo es Pedro Barreiros, que escribe las crónicas de los partidos del equipo. En la correspondiente al encuentro de ayer afirma que el Valladolid dominó a los coruñeses. Números: 10 córneres para el Deportivo, 0 para el Valladolid; 22 remates del Deportivo, 9 para el Valladolid. ¡Si llega a dominar el Deportivo...!

Miguel Anxo Murado va de superprogre y, sobre todo, de periodista original. Furibundo antiestadounidense y antiisraelí, no se recata en volcar sus opiniones en todo lo que escribe, sin importarle que sea cierto o no o que un periodista debe actuar con más comedimiento. Ha negado la existencia del grupo terrorista Septiembre Negro, ya finiquitado, y ha asegurado que los mormones no son cristianos. Boutades de un individuo que se muere por llamar la atención.

Eduardo Rolland, antiguo periodista de Faro de Vigo, ferozmente anticoruñés, se ha especializado en narrar anécdotas sobre la historia de Vigo o su carácter actual. Ahora bien, si lo que le sale es un artículo laudatorio a la ciudad a la que ama por encima de todo, siempre e invariablemente tiene que incluir una comparación en la que, supuestamente, La Coruña sale perjudicada. ¿No habrá un psicólogo que le explique que se puede ser perfectamente feliz en Vigo y con lo vigués sin necesidad de compararse con nadie? ¿Cómo sobrevivirá si, por un casual, La Coruña desaparece de golpe del mapa?

Alguien en LVG debería repasar los escritos de estos tres señores y luego actuar en consecuencia. Porque, la verdad, algunos lectores, que, en definitiva, somos quienes mantenemos el periódico, estamos empezando a estar un poco hartos de ellos.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Mi Deportivo en apuros

Transcurridas quince jornadas del campeonato de Liga de Primera División de fútbol, mi Real Club Deportivo de La Coruña ocupa el último lugar de la tabla, con once miserables puntos. La situación es grave, no sólo por el grave riesgo de descenso a Segunda, sino porque ello muy probablemente comportaría la desaparición del club, o, como mínimo, el descenso administrativo a Segunda B.

Hemos llegado a este punto por una serie de factores. Dejando aparte la contribución del presidente, Lendoiro, que consiguió la cesión para esta temporada de unos cuantos portugueses que no podrían jugar ni en la Tercera española, y de un español absolutamente nulo (Camuñas, procedente del Villarreal), el entrenador, José Luis Oltra, empieza a acumular demasiados errores. Voy a mencionar dos de ellos.

A Oltra le gusta el fútbol abierto y de ataque. Su idea le funcionó la temporada pasada, en Segunda. Pero no puede seguir aplicándola con carácter generalizado en Primera. En algunas ocasiones hay que hacer un juego más defensivo. Véanse al Getafe, que ocupa una posición desahogada, y al Levante, peleando por situarse entre los cuatro primeros. Ambos equipos aburren a las ovejas con su juego (yo los vi a ambos en Riazor esta temporada), pero suman puntos.

Oltra, contrariamente a lo que hacía Lotina, el entrenador que le precedió, se aferra a un sistema y a unos jugadores hasta que alguna circunstancia terrible le obliga a cambiar. Así, mantiene contra viento y marea un 4-2-3-1 que no le funciona en defensa y aguanta en el equipo titular a Aranzubia (que lleva una racha de cantadas espectacular), a Valerón (ya lo quemó y el excelente jugador apenas puede aportar nada) y a Aguilar (bajísimo de forma); además, el primer suplente es siempre Camuñas, al que ni se ve en el campo. Le ruego a Oltra que sea un poco más flexible.

Como no me gusta criticar sin proponer alternativas, aquí va mi sugerencia: Lux; Laure, Marchena, Zé Castro, Manuel Pablo/Seoane; Aguilar/Vázquez, Bergantiños, Domínguez; Pizzi; Riki y Bruno. Puede contarse también, si recuperan la forma, con Aranzubia; Aythami, Insua, Seoane/Manuel Pablo; Vázquez/Aguilar, Valerón; Oliveira, Salomao. Descartados definitivamente Evaldo, Thiago, Roderick, Santos, Camuñas, Bodipo, Saúl.

En todo caso, siempre ¡Hala, Deportivo!

Palabras y sucesos célebres, 4: los dictadores de Murado

Ya podemos estar tranquilos: Franco no fue un dictador. Así se desprende al menos de lo que asegura hoy en un artículo Miguel Anxo Murado, periodista de La Voz de Galicia. Para este señor, Hugo Chávez no es un dictador.

Murado es un tipo prepotente y maleducado. Tengo la prueba en la respuesta que dio en la sección de Cartas al director a una queja previa mía en la misma sección acerca de cómo había presentado una noticia. Además, su profunda antipatía hacia el estado de Israel (a lo cual tiene derecho) le lleva a mentir sistemáticamente cada vez que habla del conflicto árabe-israelí (eso es indigno de un periodista). Y ahora dice que Chávez no es un dictador.

Es cierto que Chávez es presidente de Venezuela como resultado de unas elecciones aceptablemente limpias. Pero años atrás intentó hacerse con el poder mediante un golpe de estado que fracasó. En la actualidad, gobierna a su antojo y sus seguidores intimidan, cuando no matan directamente, a cualquiera que no muestre una devoción incondicional hacia el caudillo bolivariano. O sea que yo lo veo como un dictador, si no de iure, sí de facto.

También Franco se sometió a las urnas. El pueblo español aprobó en referendum las Leyes Fundamentales que le proponía aquél. Y tal referendum contenía, como coletilla, la pregunta acerca de si los españoles querían que Franco siguiera en la jefatura del estado. Diferencias de matices, que no de fondo, con Chávez.

Excelente, señor Murado. Nunca había imaginado que en su continuo esfuerzo por dárselas de original y enterado llegaría a retirar el calificativo de dictador a Franco. ¿O es que a Franco se le aplican reglas distintas de las vigentes para Chávez?

Palabras y sucesos célebres, 3: los alegres rectores españoles

Los rectores de cincuenta universidades españolas han firmado un documento conjunto en el que dicen que los recortes en la educación universitaria y la investigación son muy malos para el país. Tienen su punto de razón. Pero no se les ocurre completar el análisis sugiriendo el cierre inmediato de la mayoría de las universidades españolas, surgidas como hongos en la época en la que hacíamos nuestro el lema de Buzz Lightyear en Toy story: "Hasta el infinito y más allá".

Habría sido mejor y más barato tener unas pocas universidades bien dotadas en recursos y grupos investigadores y una acertada provisión de becas que poner una facultad o una institución en cada pueblo, que fue lo que se hizo en la época de bonanza económica bajo el impulso de los demenciales localismos españoles.

Nos quejamos del gobierno, no sólo por las medidas que adopta, sino también porque miente u oculta parte de la verdad. ¿Vamos a permitir a los rectores, defensores del saber científico y humanístico, que hagan exactamente lo mismo?

lunes, 3 de diciembre de 2012

Por encima de las posibilidades

Mi amigo Qam rechina los dientes y hierve de ira cuando escucha que "estamos en crisis porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". Dice que él jamás hizo tal cosa y que, por tanto, no acepta las medidas que se toman para, en teoría, arreglar la caótica situación en la que nos encontramos; es decir, está suponiendo que el resto de los españoles se han comportado como él. Por lo que sé, estoy completamente seguro de que Qam jamás vivió por encima del nivel de vida que le permiten sus ingresos. Pero pienso que Qam no es más que una de las pocas excepciones que uno puede encontrar en España. En otras palabras, yo sí creo que hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades y que ahora estamos sufriendo las consecuencias de nuestros pecados pasados. Y, por si se sienten inclinados a dar la razón a Qam antes que a mí, les ruego que antes de pronunciarse definitivamente tengan en cuenta lo siguiente.

Varias personas de mi familia más o menos próxima son claros ejemplos de gente que ha vivido por encima de sus posibilidades. Recuerdo una ocasión en la que traté de hacer ver a una de ellas que no podía seguir gastando más dinero del que ingresaba. Esa persona me respondió que tenía todo el derecho del mundo a disfrutar de la vida. Después no se cortaba en absoluto a la hora de solicitar a los miembros de la familia el dinero que necesitaba para cubrir sus deudas. Y de nada sirvió que yo le dijese que prefería un Jaguar al coche del que disponía, pero que no me daba el sueldo para comprarlo y que, por tanto, debía aguantarme.

Mi esposa trabaja en una entidad bancaria (vade retro) y está harta de ver dos tipos de comportamiento; el de la pareja joven con unos ingresos (precarios) de mil o mil quinientos euros mensuales que solicita una hipoteca que se traduce en una cuota de setecientos u ochocientos euros sólo porque se ha encaprichado de un piso determinado, y el de la pareja con sueldos (consolidados) del orden de los diez mil euros mensuales que están hasta las cejas de deudas (las tarjetas de crédito están quemadas, los créditos personales están agotados) sólo porque se siente obligada a mantener un determinado tren de vida.

De todos modos seamos justos. Ni mis familiares manirrotos, ni esas dos parejas arquetípicas tienen la importancia suficiente como para causar un cataclismo como el que estamos soportando. Pero díganme si lo que voy a citar es realmente vivir o no por encima de nuestras posibilidades: construir obras públicas faraónicas (la Ciudad de la Cultura en Galicia, la Ciudad de las Artes en Valencia), tener líneas de AVE (Toledo-Albacete) con nueve pasajeros diarios, construir aeropuertos sin aviones (Castellón), comprar juguetes militares, desplegar un ejército en los Balcanes, Afganistán el Índico o Haití, mantener embajadas hasta en el último rincón del mundo, establecer una universidad en cada esquina, mantener cuatro niveles de administración (local, provincial, autonómico y nacional) que sólo sirven para estorbarse, duplicar cuerpos policiales (Policía Nacional y Guardia Civil), mantener un Senado inoperativo, subvencionar películas (muchas de las cuales no llegan ni a estrenarse), pagar las fiestas de cualquier ciudad o pueblo, pujar por ser salida o fin de etapa de una vuelta ciclista, tolerar las deudas con Hacienda de los clubes de fútbol, pagar 2500 euros por cada nacimiento, quemar dinero en los partidos políticos y los sindicatos, sostener incontables cadenas públicas de televisión (en Cataluña llegó a haber siete simultáneamente y me refiero sólo a las de titularidad autonómica), construir un circuito de automovilismo, llegar con autopistas o autovías hasta el pueblo más remoto, tener el sistema sanitario más caro de Europa, etcétera.

Todas ellas fueron decisiones de distintos gobiernos. Unos gobiernos que, o bien eran unos insensatos, o bien creían que se podía vivir por encima de las posibilidades del país sin que pasara nada. Y llegamos así a deber una cantidad prácticamente igual a la del Producto Interior Bruto anual. Y, claro, los que nos han prestado tanto dinero se han cansado y quieren cobrar. Así que no queda más remedio que recortar, tanto para no incurrir en nuevos gastos, como para intentar ahorrar algo con lo que ir pagando lo que debemos.

Es evidente que el orden y la prioridad de los recortes son discutibles. Desde luego, el gobierno actual, como el que le precedió, parece estar metiendo la pata en ese aspecto. Pero ése es otro tema. Lo que quería decir aquí es que, nos pongamos como nos pongamos, no podemos escapar a los recortes. Y es que, lamentablemente y le pese a quien le pese, es cierto que hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades.