miércoles, 28 de noviembre de 2012

Feminismo

Hace unos pocos días leí un artículo periodístico en el que el autor declaraba que, si estábamos de acuerdo con la idea de que las mujeres tienen los mismos derechos que el hombre, todos somos feministas; en esa línea de razonamiento propugnaba que todos nos declarásemos feministas. Pues lamento muchísimo no estar de acuerdo con el buen señor.

Para justificar mi postura podría empezar por cuestiones lingüísticas, si bien reconozco que son meramente subjetivas. Si acepto lo que dice el articulista, ¿eso implica que ser machista es defender que los hombres tengan los mismos derechos que las mujeres? Evidentemente, no es así como entiende el término la mayoría de la gente. Entonces, ¿por qué su simétrico, feminista, se acepta en otro sentido?

En segundo lugar, yendo a cosas más relevantes, me niego en redondo a hablar de derechos específicos de hombres o mujeres. Para mí sólo existen los derechos de las personas, con independencia de su sexo o edad. Porque, si tiramos por ahí, ¿por qué no nos hacemos niñistas, o negristas, o abuelistas, o...? En muchos países y en determinados contextos los niños, los negros, la gente de la tercera edad, los homosexuales, los inválidos,... están en una situación mucho peor que las mujeres. Por eso no creo que deba existir una protección específica de las mujeres (el feminismo), sino una protección generalizada de las personas más débiles por un motivo u otro.

Nuestros brillantes políticos nos colaron de rondón una ley según la cual ciertos delitos cometidos contra las mujeres se castigan con penas mayores que sus equivalentes contra los hombres. Dejando a un lado el mayúsculo olvido de otros colectivos, la ley es claramente inconstitucional porque introduce la discriminación por sexo. Bastaba con decir que se castigaría con mayor firmeza a quien hiciera uso de su mayor fuerza física, intelectual o económica para infligir daño a los demás para que la ley cubriera el objetivo buscado y fuera perfectamente constitucional.

Pero parece que ésta es una batalla perdida. El feminismo se ha hecho fuerte y ya no lo mueve nadie. Impone leyes (las de paridad son tan inconstitucionales como la de violencia), olvida a mucha gente desvalida, destroza el idioma, y predica el desprecio de los que no compartimos su credo. Así que ¡larga vida a las mujeres y sus derechos!

viernes, 23 de noviembre de 2012

Calladitos están más guapos

El decreto del gobierno imponiendo tasas a los ciudadanos que quieran llevar a cabo actos judiciales ha levantado un aluvión de protestas. No voy a entrar ahora a discutir si esa disposición es justa, injusta o sí pero no. Quiero fijarme en algunos de los que despotrican contra ella.

No sé por qué jueces, procuradores y abogados han levantado la voz más que nadie a la hora de pedir la retirada del decreto que estableció el "tasazo". A primera vista podría parecer que se solidarizan con los afectados y que defienden una justicia gratuita libremente accesible para todos. Y yo, a lo mejor porque hoy me levanté con el pie izquierdo y con ánimos beligerantes, sencillamente no me lo creo. Mi perturbada mente me hace creer que protestan porque temen que sus ingresos se resientan al disminuir el número de actos judiciales.

Que los abogados clamen contra los costes que se imponen a los ciudadanos figura en un lugar elevado en una hipotética clasificación de sarcasmos y similares. Por desgracia, estoy inmerso en un proceso en el que, por el momento, no me ha sido posible exponer mi caso ante un juez. Vamos, que todavía no llegué al momento de punto y final. Y mis dos abogados (primero uno, luego otro) me han sacado hasta ahora casi diez mil euros entre ambos. Si tan partidarios son de la justicia gratuita y accesible, ¿por qué no empiezan por rebajar sus tarifas?

En cuanto a los procuradores, confieso mi convencimiento de que moriré sin llegar jamás a saber para qué sirven y por qué deben cobrar a quienes quieren internarse en el proceso mar judicial. Nadie me ha explicado su papel. No conozco personalmente a nadie que esté al corriente del mismo. Lector compulsivo como soy, han pasado por mis manos montañas de libros ambientados en innumerables países; en ninguno de ellos aparece ni siquiera fugazmente algo que se parezca remotamente a un procurador. Entonces, ¿quién les dio vela en este entierro? ¿Por qué no se limitan a desaparecer, ahorrando a los españoles unos costes que nadie ha justificado?

Dicho sea de paso, podrían acompañarles en ese acto los notarios y los registradores de la propiedad (y no digo esto último porque el actual presidente del gobierno sea registrador). Evidentemente, su función es necesaria (al contrario que la de los procuradores), pero ¿por qué no la realiza gratuitamente una oficina pública en la que podemos colocar a unos cuantos funcionarios desocupados?

En principio, los jueces, que en teoría (supongo) no verían afectados sus emolumentos porque hubiera más o menos juicios y, también en teoría, deberían alegrarse de que el número de éstos se redujera, podrían tener más credibilidad en estas protestas. Alguien incluso podría llegar a pensar que realmente actúan en interés de los ciudadanos. Pero uno, animado de las mejores intenciones del mundo y lleno de buenos pensamientos por el desprendimiento de una clase tan influyente, va, se levanta, abre el periódico y lee algo sobre recientes actuaciones judiciales.

1) No se ha iniciado ninguna acción judicial para depurar responsabilidades e iniciar procesos penales si corresponde en el caso de la niña ecuatoriana que se suicidó por sentirse incapaz de seguir soportando el brutal acoso escolar (envuelto en racismo y xenofobia) al que era sometida en un colegio público de la provincia de Ciudad Real. Directivos y profesores del colegio y profesores de otros alumnos siguen con sus vidas como si tal cosa. Entretanto, fiscales y jueces cantan el Aserejé; eso sí, con toda la arrogancia del mundo.

2) El Tribunal Superior de Justicia de Galicia tumba un decreto del gobierno gallego sobre la utilización de este idioma en la enseñanza infantil; al parecer, el decreto violaba una ley anterior. Hasta ahí, no tengo nada que decir. Pero, no contento con eso, el Tribunal añade una homilía en la que conmina al gobierno a tratar decentemente el gallego, dado lo fundamental que es un idioma. Muy bien; aplaudamos con las orejas. Igual que hacíamos cuando los tribunales franquistas nos obligaban a ser católicos porque les salía de sus togas. ¿Quién coño es un puto tribunal de los cojones para decir a alguien lo que tiene que pensar o dejar de pensar?

3) Los mafiosos detenidos el mes pasado en un feroz ataque policial contra la mafia china en España (había decenas de miles de millones de euros por el medio) han tenido que ser puestos en libertad porque un juececito de mierda cometió un error técnico de primero de carrera.

¿Sigo hablando de los jueces y de su derecho a opinar sobre el decreto del gobierno? ¿Por qué no se dedican a repasar los fundamentos de su titulación y dejan que nos defendamos contra el "tasazo" nosotros solos? Seguro que nos va mejor; por lo menos, no tan mal como nos va si ellos y los restantes personajillos a los que me referí intervienen en nuestra ayuda.

jueves, 15 de noviembre de 2012

¿Solidaridad?

Permítanme proponerles un experimento mental. A fin de cuentas, tengo cierta formación técnica y científica y ese tipo de cosas me molan mucho.

Supongamos una empresa en la que se llega al acuerdo de que se dedicarán 10000 unidades a la remuneración anual de los trabajadores. También se acuerda que serán los propios trabajadores quienes decidan cómo se reparten esas 10000 unidades. Finalmente, se establece que los trabajadores decidirán en referendum con votación secreta cómo se efectuará dicho reparto. En el momento de firmar este convenio la empresa cuenta con 100 trabajadores.

Llegado el día de la decisión final, hay tres propuestas sobre la mesa, entre las que hay que elegir una.

1) La masa salarial total se reparte a partes iguales entre los trabajadores, con lo que corresponderán 100 unidades a cada uno. Debo precisar que ese salario es típico entre los trabajadores del mismo sector que desempeñan sus labores en otras empresas, así como que permite una vida sin lujos, pero sin ningún agobio.

2) Los trabajadores deciden rebajarse el sueldo hasta 80 unidades y emplear las 2000 unidades sobrantes de la masa salarial en contratar a 25 nuevos trabajadores (cada uno cobraría también 80 unidades) entre las personas que estén en paro.

3) Se decide despedir a 20 trabajadores y emplear las 2000 unidades sobrantes de la masa salarial en aumentar la remuneración de quienes continuaran en la empresa, que pasarían a tener un sueldo anual de 125 unidades.

¿Cuál sería su decisión en una situación como ésta?

¡Ah! Y recuérdenme que otro día les hable de diversos aspectos relacionados con la solidaridad.