domingo, 8 de abril de 2012

Islamistas católicos

A veces creo que entiendo a los islamistas fanáticos.

Conozco a una señora de ochenta años. Aparte de la edad y los achaques típicos está en plena forma, aunque se resista a aceptarlo porque es bastante hipocondríaca. Su marido es dos o tres años mayor y tiene hijos cincuentones. Tiene una capacidad de mando que asusta. Pero no porque grite o adopte venganzas terribles si no se cumplen sus deseos. ¡Qué va! Cuando está enfadada o alguien opone resistencia a lo que ella desea, se limita a dejar de hablar al ofensor. Éste puede pasarse unos días, un par de semanas o un mes sin recibir una sola palabra de la buena señora. Ésa es su táctica favorita con su marido. Bueno, hay que aclarar que, hasta cierto punto, el hombre se lo buscó; no marcó los límites en los inicios de su matrimonio y ahora lleva cincuenta años penando, sometido a la tiranía absoluta de su esposa.

La señora es católica, muy católica, o lo que ella entiende por "católica". Quiero decir que cumple escrupulosamente los preceptos y reglamentos, pero ignora totalmente el fondo. Así, el amor, la comprensión, el respeto a los demás o el sacrificio son conceptos totalmente ajenos a su religión. Véase.

Semana Santa. La señora tiene que asistir a todas las procesiones, porque al parecer es obligatorio. No sé de dónde pudo sacar esa creencia, pero la aplica a rajatabla. Más todavía, obliga a su marido a acompañarla. El pasado jueves santo asistieron a una procesión que empezaba a las diez de la noche. Consecuencia: el esposo se resfrió, pero ella lo dio por bien empleado porque habían obedecido los deseos de Dios (?). Para el viernes santo el hombre hizo acopio de sus escasas reservas de coraje y se negó a acudir a la procesión de ese día. La señora, que no se atreve a hacer nada si no la acompaña alguien, tampoco fue, aunque, eso sí, refunfuñando. El sábado por la mañana la mujer tropezó con una puerta y se hizo una pequeña herida en una espinilla. Su conclusión fue que Dios la había castigado por haber faltado a la procesión del día anterior.

Creo que es superfluo precisar que, hasta donde yo sé, la asistencia a las procesiones no es obligatoria bajo ningún concepto y que Dios no suele aplicar castigos tan miserables como triviales a quienes no asisten a ellas. Pues intenten explicar esto a la mujer de la que estoy hablando y luego díganme si hay mucha diferencia entre algunos islamistas y algunos católicos.

Y es que fanáticos los hay en todas partes.