martes, 20 de diciembre de 2011

La vida sigue igual

Ayer tuvo lugar el debate de investidura de Mariano Rajoy como candidato a la presidencia del Gobierno tras las elecciones del 20 de noviembre de 2011, ganadas por el PP con amplia mayoría absoluta.

Rajoy prometió recortes a mansalva para cumplir el objetivo de reducir el déficit que le marcaron Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Entre las medidas que concretó (dejó otras para una ocasión posterior) están la de pasar los festivos a los lunes para evitar los puentes y la de no aumentar el número de funcionarios.

No dijo nada, absolutamente nada, de fusionar municipios, eliminar diputaciones provinciales, suprimir el Senado, cerrar todas las embajadas excepto dos o tres de importancia estratégica, cesar de subvencionar el cine y otros espectáculos, sustituir el ejército por una Guardia Nacional no autorizada a intervenir en el extranjero, fusionar todos los cuerpos policiales del país, o reducir el sueldo de todos los cargos públicos.

Vamos, que, como decía aquella canción que en su día popularizó Julio Iglesias, la vida sigue igual.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Réplica a un celtista de pro

Estimado Sr. Rolland:

Disculpe que abuse otra vez de su paciencia al enviarle unos comentarios a su artículo Fútbol gallego, publicado en La Voz de Galicia el domingo 13 de noviembre de 2011. Quise hacerlo el mismo domingo, tras la lectura de su artículo, pero tanto ese día como el lunes me vi superado por unos fallos técnicos. Así que le hago llegar estas puntualizaciones (exactamente las mismas que se me ocurrieron el domingo) con cierto retraso. Como podrá observar, soy deportivista y no hago ninguna referencia al resultado del partido Deportivo-Celta, ya que lo desconocía cuando tuve la idea de enviarle esta comunicación.

PREVIA

Entiendo que su artículo fue escrito más como una broma que como cualquier otra cosa. Por ese motivo, le ruego que tampoco se tome muy en serio los comentarios que siguen.

CORUÑA-DEPORTIVO

Permítame un paralelismo: Real-Real, Club-Club, Celta-Deportivo, de Vigo-La Coruña (es el nombre oficial de la sociedad, no una violación deliberada del nomenclátor). ¿Por qué usted y algunas otras personas, no sólo de Vigo, se empeñan en llamar el Coruña al Deportivo (lo de Dépor es una cursilada)? ¿Qué tal si, por mantener el paralelismo, hablamos del Vigo cuando queramos referirnos al Celta?

GALLEGOS

1.            Pablo Álvarez, cuando militaba en el Sporting, actuó en la Selección Gallega, a la que usted echa de menos. No achaque al Deportivo la galleguización del jugador.
2.            Que haya más o menos gallegos en una u otra plantilla es meramente circunstancial y cambia con el paso del tiempo. Recuerdo un partido televisado del Celta en Primera (no era contra el Deportivo) en el que en el equipo que saltó al campo no había ningún jugador nacido en España (había un español, pero nacido en Cabo Verde).
3.            Lo de gallegos o no es completamente irrelevante. Llevo más de cincuenta años como lector diario de La Voz y me faltó muy poco para dejar de serlo el día, hace unos cuantos años, que el periódico sacó entre sus titulares de primera plana que no sé qué fulanito, que era gallego, había alcanzado la distinción de ser finalista en Gran Hermano. Es decir, el hecho de que un individuo participe en un concurso (?) demencial es suficiente para que tal individuo merezca la atención del diario de más tirada de Galicia sólo porque el fulanito satisface el requisito de ser gallego. ¡Apañados estamos si andamos mirando el DNI de la gente!

EL RECUERDO QUE VAYA A QUEDAR SEA EL DE PUFEROS

Le ruego nuevamente que me disculpe, ahora por la vulgaridad que voy a exponer. Cuando leí esa frase suya, lo que se me vino a la cabeza de forma inmediata fue el viejo dicho según el cual "nunca una puta llamó a otra honrada". Señor Rolland, que el Celta está sometido a la ley concursal y que uno de sus expresidentes ha sido condenado por malversación de fondos. Le aseguro que no me alegré en absoluto tras el 0-5 en Balaídos entre el Celta y el Deportivo. Aquello no había sido mérito de mi equipo (de hecho, el Espanyol también le endosó cinco goles al Celta en Balaídos), sino que los jugadores del Celta habían decidido perder, y de la peor forma posible, porque llevaban tiempo sin cobrar un duro. A todos los deportivistas nos gustaría saber qué hace Lendoiro con el dinero del club y, de paso y a ser posible, que dejara la presidencia, pero nos quedamos con las ganas, al igual que la AFE, la LFP, la RFEF, la UEFA y la FIFA. Estas cinco instituciones han iniciado distintos procesos contra el Deportivo y han tenido que cerrarlos en falso. Puede que el club sea pufero, pero hay que demostrarlo. Entre tanto, quizá sea mejor dejar el asunto a un lado.

CONCLUSIÓN

Perdone la insistencia, pero, por favor, deje de hacer comparaciones a propósito de Vigo y los vigueses. Disfrute usted de Vigo, sus instituciones y su gente (yo lo he pasado muy bien con bastantes partidos excelentes del Celta), y despreocúpese de lo que ocurre en A Coruña o en Hong Kong. Mientras la ciudad siga obsesionada con compararlo todo a todas horas no dará de sí todo su potencial. ¿Que el Celta tiene muchos jugadores gallegos en su plantilla y que a usted le encanta eso? ¡Enhorabuena! Celébrelo por todo lo alto. Pero no piense en los que tiene o deja de tener el Deportivo.

Siguiendo por la senda de las comparaciones, tarde o temprano acabamos estrellándonos. Vea: ni Celta ni Deportivo tienen o han tenido ninguna delantera (ni siquiera la famosa Orquesta Canaro, de Oswaldo, Corcuera, Franco, Moll y Tino) que pueda compararse con la que marcó una época en el Benfica (Simoes, José Augusto, Torres, Eusebio y Coluna); tampoco un equipo que practicara un fútbol tan artístico como el de aquel Milán en el que jugaban Maldini, Baresi, Donadoni, Gullit, Riijkard y Van Basten, o un fútbol tan completo como el de aquel Ajax de Stuy, Suurbier, Hulshoff, Blackenburg, Krol, A. Muhren, Neeskens, G. Muhren, Rep, Cruyff y Kaizer; ni siquiera pueden compararse con aquel equipillo integrado por Felix, Carlos Alberto, Brito, Piazza, Everaldo, Clodoaldo, Gerson, Jairzinho, Tostao, Pelé y Rivelino (algunos partidarios de las comparaciones, como usted, sostienen que no hubo, no hay y no habrá un fútbol como el que practicaron aquellos chicos).

Y, sobre todo, no olvide el teorema de Sánchez sobre las comparaciones (le ahorro la demostración): "Dado un sistema lógico con al menos dos entidades, A y B, para cualquier comparación entre A y B favorable a A que pueda formularse es posible encontrar en el mismo sistema al menos otra comparación entre A y B en la que la favorecida sea B".

Rogándole de nuevo que perdone mi intromisión y enviándole mis saludos más cordiales, quedo a su disposición.

Hasta el día de hoy el señor Rolland no ha respondido a este correo.

martes, 1 de noviembre de 2011

Orates y políticos

Todos estamos hartos de oir hablar de políticos corruptos, incompetentes, avariciosos, tramposos y muchas cosas más. Sin embargo, entre estas categorías no suele aparecer la de orate. Y la verdad es que ya deberíamos estar acostumbrados a ella, después de sufrir durante casi ocho años al demente José Luis Rodríguez Zapatero. Lo malo es que este grupo de políticos amenaza seriamente con aumentar con gran rapidez. Para que vayan tomando nota, voy a hablarles de un chiflado del que tengo constancia directa.

Se llama AC. En 2007 se presentó a las elecciones de VN, la aldea en la que vivo, como cabeza de lista del partido A. No consiguió la mayoría absoluta, pero se alió con el partido B para hacerse con la alcaldía, dejando en la oposición al partido C, que, aunque era el que tenía más concejales, éstos no eran suficientes para permitirle gobernar en solitario. Durante cuatro años gobernó la aldea de forma personalista y errática, relegando a los concejales de B, cuando no ignorándolos olímpicamente, a tareas menores. Pese a semejante trato, B aceptó la situación resignadamente: ¡todo para que el poder no pasara a manos de A!

En 2011 se repitió la situación. Pero ahora la gente de B estaba muy quemada. Seguía obsesionada con impedir que el alcalde fuera de A, pero no estaba dispuesta a seguir aguantando impunemente las continuas humillaciones que le infligía AC. Votó por él para darle el bastón de mando, pero se negó a entrar en el gobierno municipal y anunció que se opondría a A cuando lo estimase oportuno. AC se tomó el asunto como si se tratase de una bravata y siguió a lo suyo, acentuando su gobierno personalista. Esta situación acabó por irritar a B, que, cada vez con más frecuencia, empezó a votar con C para imponer a AC determinadas actuaciones o para derrotar iniciativas del alcalde.

Llegados a este punto, AC adoptó una estrategia cuando menos novedosa. En cada oportunidad en que era previsible que B y C votasen juntos contra sus propuestas, se sumaba a la iniciativa de sus oponentes y las resoluciones salían aprobadas por unanimidad.

Uno podría pensar que, obrando de esta forma, AC demostraba un gran respeto por la voluntad popular, (supuestamente) representada en los planteamientos de B y C. Si la mayoría quería algo distinto de lo que él proponía, no había ningún problema; él se sumaba a la voluntad mayoritariamente expresada y la apoyaba entusiásticamente. Tenemos así un alcalde dialogante, bien alejado del ordeno y mando que suele caracterizar a los alcaldes tradicionales.

Esta interpretación resultaría excelente, a la par que idílica, si no fuera porque a AC la voluntad popular le importa un pimiento, como sus hechos demuestran reiteradamente. AC quiere poner un albergue para indigentes en un sitio que no es del gusto de B y C. No hay problema; se aprueba la propuesta de B y C y se hace el albergue donde a AC le sale de las narices (o sencillamente no se hace). AC suprime una línea de autobuses, B y C (con el apoyo de A) imponen el mantenimiento de la línea, la línea no está operativa, según confirma la compañía concesionaria del servicio. Sus supuestas unanimidades con B y C se deben únicamente a que morirá antes que permitir que alguien diga que la oposición le ha derrotado en una votación. El carácter despótico de AC se manifiesta en sus continuos enfrentamientos con la sección local de su partido (listas electorales que se aprueban sin votar), la sección provincial de su partido, la sección gallega de su partido (candidatos no aceptables por ésta) y la cúpula nacional de su partido. A AC no le preocupa que las cosas estén bien o mal; sólo que se haga su santa voluntad. Es un alumno aventajado de Zapatero. Es un orate únicamanete preocupado por evitar una derrota, cualquier derrota, por nimia que sea.

¿Qué prefieren ustedes? ¿Un alcalde corrupto, un alcalde incompetente o un alcalde orate? (no incluyo la posibilidad de un político de manos limpias; las monjas de clausura no se dedican a eso). He visto a gente de los tres tipos y les garantizo que el peor es el último. Háganme caso.

martes, 25 de octubre de 2011

Un paseo por Andalucía

Mi mujer y yo acabamos de pasar una semana en una parte de Andalucía. Vigo-Sevilla-Vigo, 16 y 23 de octubre de 2011, base en Arcos de la Frontera (Cádiz), desplazamientos por Sevilla y la zona costera de Cádiz en coche alquilado Peugeot 307 diesel, que iba como un tiro.

Andalucía es mayoritariamente llana, pero tiene cuestas (Medina Sidonia, Arcos, ambas en Cádiz) para echarles de comer aparte.

Medina Sidonia (Cádiz). Octubre 2011 (foto cedida por PLE).

Lo más bonito, Cádiz. Sevilla tiene cosas interesantes, pero la echan a perder la cantidad de pedigüeños (imaginativos y simpáticos, eso sí), el calor espeluznante, la horrible comida y ciertos vicios de la gente. En una pizzería bien (estábamos hartos de comer mal y pagar un precio astronómico) mi mujer pidió un vaso de agua para tomar una pastilla. Lo obtuvo después de un tranquilo intercambio de impresiones con la encargada, porque la primera respuesta del camarero fue que sólo se podían servir bebidas embotelladas.

Plaza de España (Sevilla). Octubre 2011 (foto cedida por PLE).

Zahara de los Atunes, Barbate y Conil de la Frontera (todo en Cádiz) son pueblos sin atractivos especiales (Conil tiene cierto encanto) que disfrutan de unas playas impresionantes en las que el viento del Levante impide estar. Rota y Puerto Real (también en Cádiz) son poblachones, sin la gracia de las playas. En Sanlúcar de Barrameda (Cádiz, por supuesto), con más de 60000 habitantes, hay ambiente, pero es muy difícil conseguir un periódico. El Puerto de Santa María (¿dónde va a estar) es más grande que Sanlúcar (casi 100000 habitantes), pero no llama la atención. En Jérez de la Frontera (no salimos de la provincia), con más de 250000 habitantes, lo más interesante es, por paradójico que suene, la zona nueva, que se introduce a cuchillo en una zona vieja indistinguible de los pueblos anteriores. De Chipiona sólo vimos el pacífico y desierto Club Naútico, bien provisto de veleros de lujo.

Cádiz desde la Torre Tavari. Octubre 2011 (foto cedida por PLE).

En Cádiz comimos bien (Atxuri, Faro; el segundo es más fachada y precios que calidad, pero tiene un pase en el desastre generalizado). Excelente la comida (¡qué coquinas!) en Paco, en el Club Náutico de Chipiona. La pizza de Ostia Antica (la del vaso de agua), destacable. El resto, mejor olvidarlo.

En Sevilla la elevada proporción de narices semíticas delata el peso de la herencia árabe. Hay mucha gente, sobre todo de cierta edad, con taras físicas. Los camareros de toda la zona sirven las bebidas abiertas (cuando no directamente en el vaso), ignorando que deben ser abiertas en presencia del cliente. No se percibe stress en ninguna parte. Mucha amabilidad para ayudar al visitante. Guiris a dar y rabiar.

Carreteras de nivel más que aceptable, pero pésimamente señalizadas a la hora de indicar direcciones que salen de la ruta principal.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Las básculas veleidosas

Lo admito. Tengo unos cuantos kilos de más. No voy a decir el número; una cosa es reconocerse pecador y otra, ejercer de masoquista.

Por eso soy un adicto a las básculas. Tengo tres analógicas y una digital. Y mi médico me pesa cada dos o tres meses con uno de esos artilugios antediluvianos. Pues bien, ¿creen ustedes que coinciden los resultados proporcionados por unos y otras? Pues no, no coinciden, por mucho que me pese en idénticas condiciones.

Las dos analógicas más antiguas permanecen desde hace siglos clavadas en un determinado valor. La más reciente de ellas empezó en diez kilos más arriba y va bajando poco a poco, aproximándose a los resultados de sus compañeras. La digital, recientemente adquirida, tiende a confirmar los valores de las viejas. La del médico se alineó con la última analógica y recientemente ha bajado algo, aunque muy poco en comparación con la evolución de aquélla.

¿A cuál de estos cacharros debo hacer caso? Más todavía, ¿qué extraña conjura cósmica hace que se produzca esta considerable dispersión experimental? ¿No será que, a fin de cuentas, tienen razón los físicos teóricos y la verdad está en el mundo ideal de las ecuaciones y las teorías perfectas?

Más claro...

Un broker, Alessio Rastani (un tipo que no aparenta más de cuarenta años), acaba de descolgarse en la BBC con unas declaraciones en las que asegura estar encantado con la crisis, querer que se prolongue y endurezca, estar seguro de que muchos millones de personas van a pasarlo fatal en los próximos años, que el gobierno del mundo lo ejerce Goldman Sachs y no los políticos, y pasárselo de miedo ganando dinero, mucho dinero.

Los medios y los políticos han reaccionado con la hipocresía y el cinismo que era de esperar. Han tildado a Rastani de "loco" e "inmoral". Y, la verdad, no entiendo a qué viene esta actitud.

Rastani ha puesto el dedo en la llaga. Ha dejado bien claro que los valores morales no importan un bledo y que los políticos, que podrían (ya que no imponer a la fuerza tales valores) impedir que los desvergonzados campasen por sus respetos, son una pandilla de inútiles estratosféricos.

Vamos, que no se puede hablar más claro. Pero, por supuesto, preferimos arremeter contra Rastani en lugar de examinarnos a nosotros mismos con algo de ojo crítico. Así nos luce el pelo.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Típica demagogia barata

José Luis Barreiro Rivas, ex alto cargo de la Xunta de Galicia y profesor universitario en la actualidad, es uno de los colaboradores más asiduos de las páginas de opinión de La Voz de Galicia. En los últimos días uno de sus artículos versaba sobre el anuncio de la inminente creación del Estado Palestino. Barreiro se manifestaba en contra de tal posibilidad, alegando que debería existir un único estado multicultural, soporte de una "democracia avanzada" (sic) en el territorio que hoy ocupan Israel, Cisjordania y Gaza. De paso, Barreiro dejaba perfectamente claro que no es simpatizante del estado hebreo y que lo considera la raíz de todos los males que asolan esa región del mundo.

Con este planteamiento, Barreiro se alinea con otros muchos españoles, que, por no se sabe bien qué razones (tal vez porque Franco estaba en contra del "contubernio judeo-masónico" y hay que mantener las esencias patrias), odian a Israel y se alegrarían mucho de su desaparición. Pues, por mucho que les pese a Barreiro y a quienes piensan como él a ese respecto, todo eso no pasa de ser demagogia barata.

La división de Palestina (colonia británica hasta ese momento) en dos estados, uno judío y otro árabe, fue acordada por la ONU en 1947. Así pues, la idea de un único estado carece de soporte legal. Lo que pasó fue que los israelíes se dieron maña para organizar su propio estado mientras que los palestinos árabes no se preocuparon de hacer lo mismo con el suyo, al tiempo que permitían que Transjordania (la actual Jordania) y Egipto se anexionaran las actuales Cisjordania y Gaza. Es decir, una de las razones por las que todavía no existe un Estado Palestino predominantemente árabe hay que buscarla en lo que los mismos árabes hicieron o dejaron de hacer.

En segundo lugar, cualquiera menos Barreiro y quienes opinan como él sabe que ese teórico estado multicultural jamás sería tal. El peso de la demografía árabe aplastaría totalmente a la minoría judía. En otras palabras, el estado único sería árabe. Por otro lado, ¿por qué deberían los judíos aceptar vivir codo con codo con gente que, en un porcentaje significativo, tiene aficiones terroristas? Que Israel ha atacado injustificadamente a sus vecinos en muchas ocasiones es un hecho, como también lo es que, al menos, el estado judío ataca con sus uniformes y sus banderas. En cambio, usted puede estar paseando tranquilamente por Jerusalén y de pronto volar por los aires porque la dulce niña que se ha puesto a su altura era en realidad una niña-bomba. Y puede estar tomando un café en una terraza de Tel Aviv y que le caiga encima un cohete lanzado por militantes de Hamas desde Gaza. Vamos, que resulta muy difícil suponer buenas intenciones en tus vecinos más próximos.

En tercer lugar, lo de la democracia avanzada debe de ser una broma de Barreiro. Si no hay ningún estado árabe democrático, ¿por qué habría de serlo el estado único de Barreiro? Además, los árabes suelen tener una afición muy marcada a no tolerar a quienes no piensan como ellos (los escasos judíos y cristianos que habitan en países árabes no tienen los mismos derechos que los musulmanes). Por el contrario, en Israel, y aunque las cosas aún podrían ser sensiblemente mejores, hay árabes que han sido elegidos en libertad para ocupar escaños en la Knesset.

En resumen, el actual primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Liebermann, son dos cernícalos estúpidos que se empeñan en complicar las cosas. Pero eso no debe ser motivo para que Barreiro suelte las ocurrencias desaforadas que plasmó en su artículo. Y es cierto que hay que presionar a Israel para que haga concesiones serias a los palestinos. Pero también lo es que Europa debería dejar de entregar unos cuantiosos fondos que, por caminos más o menos retorcidos, son los que sostienen a Hamas. Eso, naturalmente, es algo que a Barreiro se le olvidó mencionar en su alegato demagógico.

lunes, 18 de julio de 2011

¿Es tan difícil de entender?

Déjeme que le diga una cosa, joven...
el sucio secretito de las democracias es que tener derecho a voto
no significa que tengas capacidad de elección

Lois McMaster Bujold
"Cryoburn", 2010

Versión castellana:
"Criópolis"
(traducción: Rafael Marín)
Ediciones B (Barcelona), colección Nova, mayo 2011
p. 58

Ya que nadie parece entenderme cuando digo que en España no hay democracia, permitidme utilizar como explicación la cita de la última novela publicada hasta ahora de Bujold, autora incluida en el reducido y selecto grupo de los mejores escritores de ciencia ficción.

Aplicación práctica: en las próximas elecciones generales podré elegir, en apariencia, entre Rajoy y Rubalcaba (los restantes candidatos no tienen ni la más remota posibilidad de ganar). Los dos fueron ministros con distintos presidentes, los dos se ocuparon de distintas carteras, los dos tienen barba, los dos son excelentes oradores y los dos son unos completos inútiles. ¿Qué capacidad de elección me queda?

sábado, 25 de junio de 2011

Un mundo perfecto... y agobiante

Obligatorio llevar puesto el cinturón de seguridad en el coche, obligatorio utilizar casco al montar en bicicleta, prohibido fumar en muchos lugares, prohibido vender bebidas alcohólicas en los recintos deportivos, prohibido exhibir crucifijos o llevar velo en ciertos recintos... Parece que el primer objetivo de cada nuevo gobierno, tanto en España como en otros países más o menos civilizados, es introducir nuevas obligaciones y prohibiciones en la vida de los ciudadanos.

Y no olvidemos las recomendaciones, en general bastante insistentes: revisión dental anual, no comer grasas, reducir los consumos de sal y azúcar, hacer deporte, caminar diariamente, vigilar la tensión arterial, abstenerse del alcohol, no regalar a nuestros hijos juguetes sexistas (muñecas, pistolas)...

Los gobiernos y las instituciones parecen empeñados en salvarnos de nosotros mismos y en hacernos llegar a viejos como sea. Es un objetivo loable, pero me parece que se paga un precio excesivamente alto por lograrlo. Nos quejamos de la continua intrusión de quienes intentan convencernos de que cambiemos de banco o de compañía telefónica, pero permanecemos impávidos ante el bombardeo buenista al que estamos sometidos. Cada vez en mayor medida, nos dejamos tratar como tiernos infantes a los que hay proteger del peligroso mundo en el que vivimos. ¿Qué fue de nuestra libertad para vivir peligrosamente? ¿Para matarnos como queramos?

Nos aseguran que la prueba de la bondad de esta estrategia es que la esperanza de vida ha aumentado. Este dato es cierto, pero, como casi todo en estadística, oculta una falacia. En España, la esperanza de vida hace cincuenta o sesenta años era claramente menor que ahora, pero no porque la gente afrontara mayores riesgos (riesgos que intentan reducir gobiernos e instituciones), sino porque moría más gente, con lo que baja el promedio de años que resiste la población. Y moría más gente porque había más pobres, muchos más pobres, y ya se sabe que los pobres tienen la arraigada costumbre de morirse relativamente jóvenes (por hambre, por falta de atención médica o por vivir en condiciones claramente insalubres). Los ricos españoles de entonces vivían tanto como los de ahora, aunque fueran obesos, no supieran qué es el colesterol, condujeran sin cinturón de seguridad, fumaran como carreteros y bebieran como cosacos. La última palabra sobre la vida o la muerte la tienen los genes, y los factores externos, salvo en casos extremos (un accidente de automóvil es un caso extremo), tienen una influencia secundaria.

No sé si este razonamiento es correcto o no, pero no se lo he escuchado a nadie más, aunque sea para rebatirlo. Y eso es lo que me preocupa. Porque no nos damos cuenta de que, con cada prohibición, obligación o recomendación (cuyos efectos incluso pueden ser cuestionables, como acabo de apuntar) perdemos un poquito más de la libertad, ya muy mermada, que nos queda. Claro que, con un poco de suerte, a lo mejor llega el día en el que nos obligan por decreto a ser libres.

lunes, 23 de mayo de 2011

País de inútiles

Acaban de celebrarse elecciones municipales y autonómicas. Gran bofetada para el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). ¿Qué otra cosa podía ocurrir con José Luis Rodríguez Zapatero al frente? Infantil, ignorante, terco, hipócrita y desconectado de la realidad, desde el mismo momento en que fue nombrado Presidente del Gobierno por primera vez (en 2004) se empeñó en hacer todo mal: contribuyó a los movimientos independentistas, politizó la judicatura, recuperó el fantasma de la Guerra Civil para crear tensiones entre los españoles, llevó una política exterior errática, se negó a aceptar que había explotado una crisis económica y, cuando asimiló que tal cosa había ocurrido, cargó contra los sectores sociales más débiles y protegió descaradamente a los bancos y las grandes empresas. Todo eso era conocido por todo el mundo. Pese a ello, revalidó su triunfo en las elecciones de 2008. Si la bofetada de ayer se hubiera producido tres o cuatro años antes, tal vez nos habríamos ahorrado unos cuantos disgustos.

En las mismas elecciones, Bildu, heredera o disfraz más o menos reconocido de ETA y Batasuna, ha obtenido un gran resultado en el País Vasco. Es posible que una gran parte de la población vasca quiera ser independiente (pese a lo absurdo de tal pretensión) y en ese caso hace bien en votar a Bildu. Pero también es cierto que la sociedad vasca es profundamente conservadora y en ese caso hace mal en votar a Bildu, ya que esta coalición se declara sin tapujos profundamente izquierdista. Aparte de brutos, ¿los vascos son esquizofrénicos?

Abel Caballero, alcalde de Vigo, suscita un amplio rechazo en numerosos sectores de esta aldea, especialmente por su negativa a construir un albergue para indigentes sin techo. En estas elecciones su formación ha conseguido dos concecjales más de los que ya tenía. Es cierto que sus rivales son muy malos, pero, ¡hombre!, ya se inventó el voto en blanco (por no apelar a la pura y dura abstención). Los vigueses siguen empeñados en hacer cualquier cosa que vaya en contra de sus propios intereses.

El Movimiento Democracia Real Ya (también llamado Movimiento del 15-M) se ha hecho visible desde hace un par de semanas con concentraciones y acampadas en algunas ciudades españolas, siendo notables las correspondientes a Madrid y Barcelona. Entre otras cosas, pide que los partidos dejen de controlar absolutamente la política española y que sean más honrados. Los políticos, casi sin excepción, lo han denostado sin ambages. Unos sostienen que apoyan a sus rivales; otros, los más benevolentes, aseguran que la democracia se ejerce únicamente votando a los partidos y que el Movimiento es un tanto infantil por matizar ese dogma. No tengo noticias acerca de ningún político que haya dicho que lo propuesto por el Movimiento merece unos minutos de reflexión, aunque sea para refutar razonadamente sus postulados. La impresentable casta política española sigue tiranizándonos desde su castillo de marfil y nosotros, imbéciles, vamos y votamos por ellos (la participación en las elecciones de ayer aumentó con relación a su equivalente de hace cuatro años).

Miguel Ángel Lotina es el entrenador de fútbol que ha conseguido enviar al Real Club Deportivo de La Coruña a Segunda División después de veinte años ininterrumpidos en la máxima categoría, etapa en la que consiguió seis títulos oficiales y reseñables éxitos en competiciones europeas. Es un pésimo profesional. Pero ¿qué puede decirse del presidente del club, Augusto César Lendoiro? Contempló impávido como Lotina llevaba al Deportivo al desastre y no se tomó la molestia de cambiarlo, siquiera por un técnico del fútbol base de la institución.

La cadena de televisión La Sexta se ha cargado el programa Sé lo que hicisteis (SLQH) cuando éste llegó a su emisión número 1010. Es cierto que SLQH tenía baja audiencia (aunque no mucho menor que la de la cadena en su conjunto), pero la empresa no le dio oportunidades (cambio de día y hora, menos periodicidad) para remontar. El problema no es que se pierda un programa de humor mucho más elegante que lo que se estila en las pantallas españolas, sino que se prescinde de lo que puede aportar un equipo perfectamente compenetrado y competente. La gente capaz no tiene sitio en este país.

Y menos mal que el Liceo de La Coruña se proclamó campeón de Europa de hockey sobre patines.

lunes, 18 de abril de 2011

Más "desde Vigo con amor"

Eduardo Rolland respondió al correo que copié en la entrada anterior. Contrarrepliqué, contrarreplicó y cerré.

Todo muy "versallesco" (en palabras de Rolland), educado y correcto, con muchísimos puntos de coincidencia.

Así que quedamos encantados de habernos conocido.

viernes, 15 de abril de 2011

Desde Vigo con amor

Copia de un correo electrónico que envié al periodista Eduardo Rolland a raíz de un artículo publicado en La Voz de Galicia.


Estimado Sr. Rolland:

A continuación le envío algunos comentarios sobre el artículo que hoy publica en La Voz de Galicia, comentarios que podrían hacerse extensivos a otros escritos suyos de índole similar.

El artículo me pareció ameno y bien escrito. La verdad es que, en general, me gusta leer los que llevan su firma. En especial, recuerdo gratamente los que dedicó a la batalla de Rande o a la historia detallada del día de la Reconquista (en mi opinión, mal llamado así; creo que sería más correcto denominarlo Día de la Liberación), así como otros muchos dedicados a sucesos cotidianos en Vigo.
Donde se equivoca, a mi juicio, es en la conclusión que usted suele extraer del texto principal. Así, en el artículo de hoy concluye que Vigo fue y es la ciudad más moderna de Galicia. Y ello por los dos motivos que expongo seguidamente.

En primer lugar, no hay ningún criterio objetivo que permita determinar de modo unívoco el grado de modernez de una ciudad (o el de cultura, o el de belleza, o el de amabilidad, ...). Con esto ocurre algo como lo que pasa con el Balón de Oro en términos futbolísticos. A mi modo de ver, no hay forma de dilucidar quién es el mejor futbolista del mundo, puesto que la influencia de los compañeros de equipo es determinante en el desempeño de cada jugador. Así, un futbolista puede destacar sobremanera en una escuadra y ofrecer un rendimiento muy pobre en otra distinta. Es posible hablar de PIB por habitante, renta per cápita, número de industrias, número de centros educativos, número de bibliotecas, número de patentes registradas por los nativos o los habitantes de una ciudad, etcétera, pero no de modernez 3 o 5 en la escala Richter.

En segundo lugar, aunque sí fuera posible hablar de modernidad, ¿qué repercusión tiene esa característica? ¿Qué repercusión tiene constatar que tal ciudad tiene más industrias o más habitantes o más periódicos o más extensión que otra? Si lo que importa es el tamaño, ¡pobres sorianos! Tienen cuatro habitantes mal contados, apenas un par de pequeñas industrias, están lejos de rutas comerciales, carecen de aeropuerto, no tienen salida al mar. ¡Vamos! Que resulta difícil explicar por qué todavía no se han suicidado masivamente, imitando a sus ancestros numantinos.
Mutatis mutandis, Madrid (por limitarnos a España) debe de ser el no va más. Más habitantes, más industrias, más teatros,... Sin embargo (y se lo digo después de vivir diecisiete años  en Madrid), exceptuando a los fanáticos del Real, que creen que son alguien porque su equipo de fútbol gana más partidos que otros clubes, no conocí a ningún madrileño, de origen o de adopción, que le diera importancia a todo eso.

En resumen, a veces tengo la impresión (le pido disculpas por anticipado si tal impresión es errónea) de que usted, siguiendo los pasos del recordado Leri, le da una importancia excesiva a ser el número uno en cualquier ámbito. Usted y la mayoría de los vigueses. Y mi opinión es que se equivocan. Creo que deberíamos hacer como los sorianos y los madrileños, a quienes el puesto en la clasificación les trae al pairo; a ellos lo que les preocupa son sus propios problemas y lo mejor o peor que se sientan, y no lo que ocurra en otras ciudades. 
Después de veintiún años en Vigo (empadronado en la ciudad desde el primer momento, con lo que pago religiosa o ateamente, como usted prefiera, mis impuestos aquí), creo que esa tentación de vivir en una comparación permanente es uno de los grandes lastres de la ciudad. Me parece que haríamos mejor definiendo con precisión nuestras necesidades más urgentes (un transporte público más eficiente, una estación intermodal, una depuradora, mejores conexiones con otras ciudades, un mejor acceso al aeropuerto, menor suciedad, una mejor conducción, etcétera) y olvidándonos de si a ésta o a aquélla ciudad le han concedido o no una escalera a la Luna y de si somos más viejos o más jóvenes que las citadas. Y no me cabe la menor duda de que los periodistas, sobre todo los más comprometidos con Vigo, como usted, podrían hacer un gran servicio a la ciudad si poco a poco van olvidando a Leri y poniendo el acento en lo que esta ciudad es, con independencia de lo que otras sean o dejen de ser.

Agradeciéndole sinceramente la consideración que haya dedicado a esta comunicación, aprovecha la ocasión para saludarle atentamente

lunes, 7 de marzo de 2011

La sublevación árabe

En estos momentos, el mundo árabe está en llamas desde Marruecos hasta Jordania, registrándose combates brutales en Libia.

Nunca había pensado que los árabes pudieran llegar a hacer algo así. Siempre los consideré demasiado ignorantes, atrasados y dóciles con sus jefes como para que pudieran sublevarse contra los mandamases sin necesidad de guías o figuras carismáticas que los arrastren con su verbo florido e inflamado.

Estaba equivocado y pido disculpas. Se ve que llega un cierto momento en el que el hambre (algo bueno, aunque de forma colateral, había de tener esta crisis indecente) y el hartazgo ante la corrupción y la ineptitud hacen saltar a cualquiera. Y en este caso saltaron los árabes. De forma unánime, sin jefes, sin partidismos (al menos de momento). Quieren que los tiranos se vayan y que dejen de oprimirlos.

Por una vez estoy con los árabes sin reservas y deseo fervientemente que triunfen. A lo mejor, de paso, algún dirigente europeo se acuerda de aquello de que "cuando las barbas de tu vecino...".

Las conmemoraciones del 23-F

Todos los años, por lo menos hasta ahora, en España se evoca el intento de golpe de estado militar que tuvo sus sucesos principales el 23 de febrero de 1981. Tal vez sea bueno recordarlo, porque las generaciones más jóvenes ignoran casi todo acerca de él, además de que no les importa. Bueno, mientras no lleguemos a la pesadez del recuerdo de la guerra civil (convenientemente avivado por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y la televisión pública española, si bien desde una perspectiva claramente partidista), que ya terminó hace más de setenta años y seguimos dale que te pego (eso sí, en el mejor estilo español de clasificarlo todo en blanco y negro ignorando la existencia de grises), tal vez no sea una idea excesivamente mala.

En los fastos de este año una cadena de televisión privada tuvo a bien interrogar a varias decenas de personajes públicos para que nos dijeran qué estaban haciendo cuando se enteraron de la entrada de Tejero en las Cortes y qué pensaron a raíz de eso. Yo no estuve entre los entrevistados; así que recurro a este blog para contar mi historia.

Yo estaba en el laboratorio de la Universidad Politécnica de Madrid en el que por entonces trabajaba en la realización de mi tesis doctoral cuando entró un compañero de otro laboratorio diciendo que había oído en la radio que el Congreso había sido tomado por militares golpistas. Dejé lo que estaba haciendo, cogí el coche y me fui a buscar a la que entonces era mi novia (nos casamos ese mismo año, unos meses después) a la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense, que estaba en Somosaguas. Habíamos quedado que la recogería a las nueve de la noche, al término de las clases del día, pero no hacía falta ser un genio para suponer que aquéllas se habrían suspendido. Luego pasé un par de horas con ella y otros conocidos en la cafetería del colegio mayor en el que residía y después me fui a casa. La habíamos comprado mi novia y yo como paso previo a la boda y yo vivía allí, ocupando la única habitación que teníamos amueblada. Escuché un rato la radio, en la que José María García, pese a ser un periodista de deportes, se había alzado con el protagonismo absoluto moviendo a su antojo todo lo que la cadena SER había puesto a su disposición. Atendí una llamada de mi madre, que me preguntaba desde Galicia si estaba preocupado. Le contesté que a mí no solían preocuparme las payasadas. Y había catalogado de payasada lo que ocurría casi desde el mismo momento en que empezó.

Al día siguiente, como todas las mañanas, me dirigí al cuartel en el que estaba acantonado el Regimiento de la Red Territorial de Mando. Allí prestaba mis servicios como sargento, cumpliendo mi último periodo de servicio militar en la escala de complemento reservada a los universitarios. Entré en el despacho que compartía con un comandante y un capitán, y lo encontré lleno de oficiales, que, mientras estaban pendientes de la radio, comentaban las incidencias del intento de golpe, a aquellas horas tan descafeinado que los guardias civiles que habían entrado la tarde anterior en las Cortes escapaban del recinto saliendo por las ventanas.

A eso de media mañana se dio la intentona por terminada oficialmente y el comandante, que no había cesado de trabajar en sus papeles durante todo el tiempo, dijo:
-Ya lo han oído: esto se acabó. A trabajar todo el mundo.
Los capitanes y tenientes que habían abarrotado el despacho obedecieron a medias. Antes de ponerse a trabajar, creyeron que era imprescindible recuperar las fuerzas en la cantina de oficiales y hacia ella se dirigieron. Quedamos solos el comandante y yo.

El comandante Pedro Hellín era un tipo bajo y enteco, con un gesto permanentemente serio. Era el jefe de operaciones técnicas del Regimiento. Es decir, era el responsable de mantener en funcionamiento la red desperdigada por toda España a través de la cual se cursaba el tráfico de órdenes y mensajes del Ejército de Tierra. Él no tenía formación técnica, al contrario que otros capitanes bajo su mando, que también eran ingenieros (industriales o de telecomunicaciones), pero, ¡maldita sea!, jamás vi a nadie trabajar tanto como él y esforzarse tanto como él en comprender las cuestiones técnicas. Y, por debajo de su seriedad y sequedad (no utilizaba dos palabras si le llegaba con una), era una persona de una calidad humana excepcional. Yo ya lo tenía calado, pero lo de aquella mañana acabó de confirmármelo.

-Q. -dijo cuando estuvimos solos-, en los días de golpe de estado se viene al cuartel.

Podía haberme metido un puro de impresión. Podía haberme suspendido las prácticas de sargento y hacerme repetir toda la mili como soldado. De hecho, los compañeros míos que también estaban destinados allí (éramos ocho en total) se habían presentado nada más tener noticia del intento de Tejero y habían pasado la noche en el cuartel. Eso, entre otras cosas, les había permitido comprobar que el coronel del Regimiento, Iñíguez del Moral (más tarde llegó a Jefe del Estado Mayor Conjunto), se declaraba firmemente proconstitucionalista. El único que había faltado era yo.

-A la orden, mi comandante -repliqué-. En el próximo le prometo que vengo.

El comandante Hellín ¿sonrió?, no dijo nada y nos pusimos a trabajar en silencio.

Cuando terminé mis obligaciones militares en junio, me despedí de él y nunca más volví a tener noticias suyas. Pero estoy seguro de que entienden que conserve un recuerdo especial de su persona. Por eso, cuando me preguntan (!) sobre el 23-F, lo que me viene a la memoria es el comandante Pedro Hellín.

Los buenos y los malos

En esta crisis interminable (al menos, para los españoles) quien más y quien menos tiene identificados a los responsables de que hayamos llegado a una situación tan deplorable. Incluso puede decirse que, sin que sirva de precedente, existe un cierto consenso entre la gente a la hora de señalarlos.

Así, el primer malo es el conjunto de bancos mundiales, que arriesgaron un dinero que no era suyo en operaciones poco justificables, si no es recurriendo a la insaciable avaricia de sus directivos. Yo añado que a esto se unió la incapacidad mental y técnica de tales directivos, incapaces de distinguir entre un huevo y una castaña. Por eso, aun pasando por alto su avaricia, es intolerable que hayan lanzado operaciones especulativas sobre las que cualquiera en su sano juicio habría pronosticado que iban a salir rematadamente mal.

El segundo malo (para mí, el primero) es el estamento político, con los gobiernos al frente. Su tolerancia con los avariciosos, su incapacidad para poner fin a sus desmanes y su falta de criterio a la hora de hacer frente a la crisis son, sencillamente, de juzgado de guardia.

En una palabra, y como pude leer recientemente en un libro de economía escrito por un catedrático de una universidad española, el gran culpable es el capitalismo depredador, inhumano e insolidario, que cuenta con la connivencia gubernamental para seguir engordando a costa de los ciudadanos, los cuales, evidentemente, son los buenos en esta película de terror.

Ahora bien, ¿hasta qué punto es cierto eso de que los ciudadanos somos los buenos? Veamos.
No pagamos impuestos si podemos evitarlo.
Si tenemos un negocio, procuramos cobrar lo máximo posible a nuestros clientes.
Nos escaqueamos cuanto podemos del trabajo.
Somos de una racanería absoluta a la hora de ayudar a quienes están en dificultades.
En la aldea (llamarla "ciudad" sería un insulto a las verdaderas ciudades) en la que vivo varios barrios se han levantado en pie de guerra contra las intenciones municipales de instalar en alguno de ellos un albergue para que los sintecho puedan resguardarse en el invierno.
Nos quejamos de lo que sube el petróleo, pero nos negamos a utilizar energía nuclear.
Hemos comprado pisos pensando que al día siguiente doblarían sus precios y nos haríamos ricos de la noche a la mañana.

Quienes así se comportan no son grandes bancos. Somos tú, yo y el de la esquina. Y, con nuestros actos, somos tan culpables como las multinacionales y los gobiernos. Puede que el capitalismo sea un monstruo perverso, pero nosotros no somos mucho mejores.

Así que lo peor de esta triste película es que no hay buenos en ella.

sábado, 22 de enero de 2011

¿Me animo o me pego un tiro? (2)

Para rematarla, Ángel Martín Gómez (AM) abandonó Sé lo que hicisteis (SLQH).

Me enamoré de Patricia Conde (PC) cuando apareció en El informal (EI). Después de que Tele5 se cargara el programa (tal vez porque estaba hecho con un humor más inteligente que el que se presupone a los espectadores de tan nefasta cadena), PC pasó por otros canales y programas, siempre sin excesivo éxito. Dejé de seguirla porque había perdido la frescura, la naturalidad y la sonrisa que había exhibido en EI. Ni siquiera me percaté de su incorporación a La Sexta con un programa semanal llamado Sé lo que hicisteis la última semana, o del cambio de este programa a emisión diaria, ya convertido en SLQH. Hasta que un día, hará unos dos años y pico, lo pillé por casualidad y ya quedé irremisiblemente enganchado. Era una versión corregida y mejorada de la PC del EI. Pero había algo más; descubrí a AM.

Antiguo monologuista (yo nunca lo había visto antes) y ahora guionista y compañero de PC en la conducción del programa, AM me capturó por su humor original, inteligente, irónico, sin estridencias y sin insultos. Un humor que siempre arrancaba sonrisas y muchas veces carcajadas, tanto si hablaba de política como si analizaba la prensa del corazón. Y, además, sabía sacar lo mejor de PC, que demostró ser una showwoman versátil, capaz de adoptar numerosos roles, con una simpatía arrolladora.

Para los que no ven SLQH, diré que, por supuesto, el programa no se reducía a AM y PC. También están, entre otros, Miki Nadal, antiguo compañero de PC en EI, y Dani Mateo, que había compartido muchas andanzas con AM. Pero ellos y todos los demás compartían un estilo único, el estilo que imponía AM con sus guiones y su forma de estar en directo ante las cámaras.

Y ahora, justo cuando SLQH va a llegar al programa número mil y está a punto de cumplir cinco años, AM se va. No a otra cadena, no a otro programa. Alega que está cansado de la televisión y que necesita un buen respiro.

Yo lo entiendo. AM es una persona introvertida, muy reacia a manifestar sus verdaderos sentimientos (ni siquiera dio a PC el beso de despedida, más o menos apasionado, que le reclamaron insistentemente los espectadores durante su último programa; al menos, no se lo dio en antena) y al mismo tiempo dotada de una capacidad de observación crítica muy difícil de igualar. El mundo necesita esa capacidad, pero exponerla hace sufrir a la persona. Y ese continuo tira y afloja acabó por tensar demasiado la cuerda.

Pero que lo entienda no significa que lo acepte alegremente. Salvo que SLQH fiche a Javier Capitán (el antiguo jefe de EI), va a ser muy difícil que llegue a los niveles que tenía con AM, y eso que supongo que son lo suficientemente inteligentes como para no intentar lo mismo que hacían, derrochando alegría y buen humor, cuando estaba AM.

Será otro SLQH, probablemente atractivo e interesante, pero muy distinto. Y no estoy seguro de que no vaya a echar de menos el anterior. Así que ... ustedes mismos.

miércoles, 19 de enero de 2011

Un derrape

¿Sabéis por qué los vigueses son fans entusiastas de Mario Vargas Llosa?


Porque escribió El sueño del celta.


Es malo. Pero es mío. Y uno siempre tiene algo de cariño por sus criaturas. Que conste que, cuando se lo conté, mi esposa esbozó una sonrisa ..., muy leve, eso sí.

jueves, 13 de enero de 2011

¿Me animo o me pego un tiro?

No he escrito en este blog nada desde hace un mes. Y ello porque no sé cuál es mi estado de ánimo. Para escribir algo, sea lo que sea, hay que tener muy claro el estado de ánimo (furia, euforia, tristeza, desánimo, entusiasmo; vamos, lo que ustedes quieran) que guía la empresa. Lo digo por experiencia.

Si me dejo llevar por lo que ocurre a mi alrededor, las perspectivas no son halagüeñas. El gobierno sigue de mal en peor y ahora se ha metido, por si tuviera poco con las cosas importantes, en el charco de la ley antitabaco. En el terreno particular, familiares (de cierta edad) de personas que conozco han tenido serios percances en sus estados de salud; de resultas de uno de ellos, mi esposa pasó la Navidad lejos de casa y a duras penas pudo regresar para Fin de Año. Lotina, en su papel de (des)entrenador, parece empeñado en enviar a mi equipo, el Real Club Deportivo de La Coruña, a segunda división. Si me guío por todo esto, me pego un tiro.

Por otro lado, queda el refrán de que "nunca choveu que non escampara". Y eso debería inducirme a mejorar mi ánimo.

Así que, díganme ustedes, ¿qué hago?