miércoles, 4 de junio de 2014

Felipe VI y la izquierda española

Soy tan monárquico como simpatizante del FC Barcelona o el Real Madrid, equipos que me harían inmensamente feliz si descendiesen a la Segunda División de la liga española de fútbol. Y me hace tanta gracia la monarquía como estar colgado boca abajo y desnudo en medio de la Antártida; es decir, ninguna. Pero, al lado de la izquierda española (sus dirigentes, sus partidos, los ciudadanos que dicen preferir tal ideología), Felipe VI (que muy posiblemente será convertido en rey antes de que acabe el mes de junio de 2014) y la institución que representa son un prodigio de sabiduría y eficacia en el desempeño de sus tareas.

Para empezar, ignoro por qué la izquierda se apropia con tal desfachatez de la idea de república, como si no hubiera republicanos de derechas o como si toda la derecha fuera monárquica. El general Emilio Mola, verdadero artífice del levantamiento militar de 1936, siempre se declaró republicano; lo que ocurría era que, a su juicio, la II República española era un desastre sin paliativos y necesitaba (eso pensaba él y yo no comparto su opinión) algunos cambios aunque tuviera que recurrir a la fuerza para imponerlos. José Antonio Primo de Rivera  siempre se manifestó contra la monarquía. Actualmente, empiezan a surgir en España grupos de ultraderecha visceralmente antimonárquicos. Y no olvidemos que Carlos Arias Navarro, el primer presidente del gobierno de la actual monarquía española, siempre se opuso a la monarquía, al menos tal y como la encarnaba el rey Juan Carlos I. En otras palabras, la izquierda española podría ir dejando de lado la hipocresía y la desfachatez que exhibe sin rubor cuando establece un paralelismo entre monarquía y derecha y república e izquierda.

A la izquierda española le cuesta mucho aceptar las reglas del juego. Aprovechar la abdicación de Juan Carlos I para reclamar un referendum sobre la forma de gobierno en España es saltarse varios pueblos. Pablo Iglesias, líder de la formación izquierdista Podemos, alega (yo le escuché decirlo en televisión) que los españoles somos lo suficientemente maduros como para que nadie decida por nosotros y que, por tanto, es a nosotros a quienes compete elegir monarquía o república. ¿Y lo que establece la Constitución qué? Por una vez tenía razón Mariano Rajoy, presidente del gobierno, al responder que quien quiera un referendum al respecto primero debe modificar la Constitución. Lo del referendum no es más que una boutade y sólo refleja las ganas de incordiar de la izquierda. Si se acepta tal idea, ¿cada cuánto tiempo hay que hacer un referendum para optar entre monarquía y república?

Además, está sin precisar a qué tipo de república nos referimos. Podemos hablar de repúblicas como Portugal, Irlanda, Italia, Alemania o Israel, donde al presidente, que no es elegido por el pueblo sino por  el correspondiente parlamento, no lo conoce ni su madre; el cargo de presidente en tales repúblicas (el mismo que ocupó Manuel Azaña en la II República) está completamente desprovisto de poderes ejecutivos y se limita a dar soporte a tareas de representación. Yo no veo ninguna diferencia entre esas repúblicas y las monarquías de países como España, Holanda, Bélgica, Reino Unido, Noruega, Suecia o Dinamarca, países de los que no puede decirse que se encuentren entre los más atrasados del mundo; tanto en las repúblicas como en las monarquías, el jefe del estado está limitado a misiones de representación. Por cierto, en esas naciones hay antimonárquicos, como en España, pero tales individuos no están dando la lata permanentemente con lo de referendum sí o no. Incluso, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, tan monarquías como las que cité antes, no parecen sufrir grandes traumas por el hecho de que su rey (el mismo para las tres naciones) sea extranjero y viva en otro país. Pero la izquierda española tiene una habilidad considerable en buscarle tres pies al gato.

Volviendo al punto anterior, si queremos oponer monarquía y república, al hablar de ésta tenemos que referirnos a la francesa y a la estadounidense, que conservan leves vestigios (el primer ministro francés y el jefe del staff de la Casa Blanca) de las organizaciones a las que me referí más arriba, o a las repúblicas latinoamericanas, desde las folclóricas (Venezuela, Bolivia) hasta las más sensatas y avanzadas (Chile, Costa Rica). En esta forma de organización el máximo mandatario desempeña tanto funciones representativas como tareas ejecutivas. ¿Es a esta estructura a la que se refiere la izquierda? Sus líderes escurren el bulto cuando se les formula esta pregunta.

Es decir, personajes tan sospechosos como Cayo Lara, coordinador general de Izquierda Unida, que ya amenazó con lanzar movilizaciones si no le dan el juguete del referendum, o Pablo Iglesias, tan brillante orador como manipulador, han puesto sobre el tapete un tema en el que hay muchas preguntas sin contestar. Tal vez eso sea lo que estaban buscando al creer que el debate sobre el referendum les permite seguir arañando votos a la derecha y a los estropeados socialistas. Pero me niego a aceptar su hipocresía y su doblez.

Porque, vamos a ver, señor Iglesias, si realmente somos tan maduros y debemos poder elegir sin que otros decidan por nosotros, ¿cómo es que no lanza sus dardos sobre el sistema electoral vigente en España? Es un sistema electoral en el que el ciudadano ha de elegir una lista de un partido (aunque en ella figuren nombres que le revuelven las tripas) y sin poder incorporar personas de otras listas. Y, una vez decidido el órgano colectivo (parlamento nacional, parlamento autonómico, concejales), el ciudadano ya es completamente superfluo; cualquier cosa será decidida única y exclusivamente por los partidos representados en dicho órgano.

En lugar de ocuparse de afrontar este problema, que realmente supone una seria merma de la soberanía popular, la izquierda pierde el tiempo, y nos lo hace perder a los demás, con tonterías como si Felipe VI ha de ganarse su puesto con un referendum. Así que ¡larga vida al rey! y que la izquierda se lo haga mirar.

domingo, 1 de junio de 2014

Nonoticias Q-alientes. 2: El llanto de Fernando Vázquez

Las lágrimas de Fernando Vázquez (La Coruña, MAURO BEBETO).
Mientras los jugadores y los aficionados del Real Club Deportivo de La Coruña festejaban, ayer 31 de mayo de 2014, la consecución del ascenso a Primera División a falta de una jornada para la conclusión del campeonato, un hombre, solo, lloraba en el banquillo del Deportivo, ajeno a la alegría que le rodeaba. Vázquez no habló sobre los motivos de su actitud, pero este corresponsal ha podido saber que el entrenador deportivista se lamentaba amargamente de su fracaso en su intento por impedir el ascenso del equipo. A lo largo de la temporada, Vázquez probó diversas técnicas, como aplicar simpatías y antipatías irracionales a la hora de elegir los jugadores titulares, obligar al equipo a utilizar en los  partidos estrategias delirantes y cambiantes de un día para otro y jurar odio eterno a la posibilidad de conseguir más de un gol en un encuentro. Nada le funcionó. El equipo, en el que los jugadores, totalmente unidos, se habían conjurado para ascender de categoría, frustró los loables esfuerzos del entrenador.

Le queda, a guisa de consuelo, la posibilidad de devolver el club a Segunda la próxima temporada, cosa en la que, estamos seguros de ello, pondrá lo más granado de su sapiencia futbolística.

sábado, 24 de mayo de 2014

La desaparición del gallego y los gallegos

Más allá del nacionalismo montaraz y analfabeto de Anova y el BNG hay mucha gente sensata que se dice preocupada por la posible desaparición del gallego y la hipotética reducción de los habitantes de Galicia a la categoría de especie en extinción. Para evitar que estas posibilidades lleguen a hacerse realidad se solicita una acción decidida de los poderes públicos gallegos en favor de la promoción y la conservación de la lengua, así como el fomento y la promoción de acciones tendentes a impedir que la población autóctona siga disminuyendo. Permítanme que exprese mi opinión sobre estos asuntos.

El idioma, cualquier idioma, es sencillamente una forma de interactuar distintas personas. Elevarlo a la categoría de símbolo de una comunidad o nación es atribuirle una potencialidad que muy posiblemente está muy alejada de las intenciones de los primeros seres humanos que comenzaron a utilizar el lenguaje. Se ha demostrado que los delfines y ciertas especies de primates se comunican por medio de algo que fácilmente puede ser asimilado a un lenguaje. Pero hasta el momento nadie ha preconizado que esa habilidad sea un símbolo de conceptos más o menos nacionalistas presentes en el pensamiento de los animales. En ciertos ámbitos  se niega el atributo de gallegos a autores como Valle Inclán, Alejandro Pérez Lugín (si uno busca una elegía de Galicia, su gente, sus paisajes y sus costumbres difícilmente encontrará una mejor que La casa de la Troya), Wenceslao Fernández Flórez (¿cuántos militantes nacionalistas son capaces de reconocer el valor y la calidad de El bosque animado?), Julio Camba, Cela o Torrente Ballester porque su obra literaria está escrita, en su totalidad o casi, en castellano. Al parecer, los símbolos asociados a este idioma son claramente distintos de los correspondientes al gallego; y da la impresión de que los símbolos unidos al idioma tienen más peso que hablar de Galicia y sus habitantes, aunque sea en castellano.

Por otro lado, cuando hablamos de preservar el gallego, no está claro a qué gallego nos referimos. Rosalía Castro muy probablemente sería incapaz de entender el idioma normativo que usa la televisión gallega. Tampoco lo está si debemos preservar el gallego que utilizó Alfonso X de Castilla en el siglo XIII para componer el Código de las Siete Partidas. Para entendernos, creo que me defiendo razonablemente bien en inglés, pero soy incapaz de comprender un soneto de William Shakespeare. El idioma evoluciona y ello hace muy difícil conservarlo en una forma determinada. Puestas así las cosas, ¿cuándo deja de ser gallego el gallego? ¿Era gallego lo que empleaba Rosalía en sus poemas? ¿A qué gallego dedicamos nuestros esfuerzos conservacionistas?

Que los gallegos somos cada vez menos es un hecho incuestionable. Pero no es algo único. Si hablamos de un carácter gallego, para cuyo mantenimiento se requiere esa población que echamos en falta, también podemos aludir a un carácter alemán, francés, inglés, italiano... en franco retroceso. Europa se uniformiza, a pesar de los esfuerzos desesperados de partidos extremistas por impedirlo, y los caracteres regionales y nacionales se diluyen en una idiosincrasia común. Así, tras el incuestionable éxito de Stieg Larsson con Millenium, los gallegos preferimos las novelas policíacas nórdicas a sumergirnos en La playa de los ahogados, de Domingo Villar, que es una obra bastante más interesante. Y, al igual que los restantes europeos, temblamos con las arroutadas de Putin o nos acordamos de toda la familia de Angela Merkel, la jefa del cotarro. Por otro lado, no somos los primeros que nos desvanecemos en los recovecos de la Historia; ya lo hicieron antes que nosotros los hicsos, los hititas, los etruscos, los mayas o los yorubas.

Tal vez lo entendamos mejor si nos fijamos en el gigantesco melting pot de Estados Unidos, donde cada vez es más difícil hacer distinciones entre wasps, afroamericanos, latinos, cubanos de Florida, irlandeses e italianos de Nueva York, polacos de Chicago, nórdicos de Wisconsin o apaches del cinturón del sol. Los caracteres peculiares de esas comunidades se han diluido, o lo están haciendo, en una comunidad nueva que viene a sustituir las antiguas comunidades individuales.

De nuevo, puestas así las cosas, ¿por qué hemos de aferrarnos a las tradiciones gallegas, tan infames por otra parte? Parece que hemos olvidado la esclavitud de la tierra, el hambre, la pobreza sin límites, o los miles de hombres que descansan en el fondo de nuestros bravos mares, todo lo cual forjó ese carácter que algunos intentan conservar. Quiero suponer que no es esto lo que deseamos conservar. Y, si es cierta mi hipótesis, ¿qué importancia tiene que mezclemos nuestros genes con los de un estonio o un checo?

Una precisión para terminar. Nací en Galicia, vivo en Galicia, hablo gallego, me gusta el cocido gallego, conozco perfectamente la historia de Galicia y me encuentro muy a gusto en esta tierra. Pero no veo ningún símbolo en el lenguaje, ni creo en lo de traer gallegos fetén al mundo. Y que conste que he hablado de Galicia porque es lo que conozco, pero todo lo que acabo de decir podríamos extrapolarlo a catalanes, vascos, bantúes, inuits o comanches.

jueves, 1 de mayo de 2014

Los sabios del fútbol

En las semifinales de la Champions League de esta temporada el Real Madrid, entrenado por Carlo Ancelotti, y el Atlético de Madrid, dirigido por Diego Pablo Simeone, se han impuesto, respectivamente, al Bayern Munich de Pep Guardiola y al Chelsea de José Mourinho. Más allá de los análisis detallados de los cuatro partidos hay una circunstancia que ha escapado a la mayoría de la gente (periodistas, sobre todo) que se ha ocupado de ellos. Y es que se han impuesto los equipos de los dos entrenadores considerados más toscos.

Nadie sabe con qué idea, fuera de la vaga y nebulosa "ganar jugando bien al fútbol", llegó Ancelotti al Real Madrid. Con el paso del tiempo ha acabado por definir un equipo en el que sólo introduce cambios cuando se ve forzado a ello (por acumulación de tarjetas, lesión o necesidad de dar descanso a algún titular) y que utiliza un contraataque letal como arma favorita de juego. Por su parte, Simeone, dada la relativa escasez de jugadores bien dotados de técnica individual disponibles en su elenco, optó por recurrir a la lucha sin tregua, a correr más que el rival y a establecer una solidaridad sin fisuras en su forma de disputar los partidos. Ni en los planteamientos de Ancelotti, ni en los de Simeone hay nada que no se haya visto antes, o que resulte mínimamente imaginativo.

Por su parte, tanto Mourinho como Guardiola (así los ven los especialistas que siguen sus pasos) son dos teóricos del fútbol. Ultraconservador el primero y enamorado del juego de toque el segundo. Ambos han tenido sus éxitos, pero siempre han parecido pensar que la razón de los mismos estribaba en las ventajas intrínsecas de los sistemas que utilizan, descartando de antemano la hipótesis de que dispusieran de jugadores especialmente adaptables a tales sistemas. Mourinho y Guardiola pertenecen al  (reducido, pero en aumento) club cuyos miembros están convencidos de que lo saben todo sobre el fútbol, de que el personaje más importante en ese mundillo es el entrenador y de que el futbolista ha de acatar ciegamente y sin margen para la iniciativa las órdenes impartidas por su jefe. Ambos disfrutan jugando a ser entrenadores, y, cuanto más originales e imaginativos, mejor. Y se comportan como si creyeran que sólo ellos están en posesión de los secretos del fútbol, mientras que el resto del mundo es incapaz de comprender las sutilezas de su sabiduría. Si hubieran coincidido con Pelé, probablemente le habrían hecho jugar de medio centro, en lugar de permitirle moverse a su antojo por toda la línea de ataque, que es lo que hicieron todos los entrenadores sensatos que dirigieron al brasileño.

Se oye con mucha frecuencia que "el fútbol es sólo un juego y que no tiene lógica". Afortunadamente, hay ocasiones en las que esta afirmación está equivocada. Y ésta que ahora estoy comentando es una de tales ocasiones. Las dolorosísimas derrotas sufridas por Bayern y Chelsea han demostrado que a veces hay lógica, y mucha, en el fútbol y que las caídas de los sabios suelen ser más humillantes que las de los simples mortales. Guardiola y Mourinho ya no tienen remedio; nadie les apeará de su convencimiento de que son sabios del fútbol. Incomprendidos tal vez, pero sabios al fin y al cabo. Pero quizá podamos esperar que las durísimas lecciones del Allianz Arena y Stamford Bridge disuadan a otros entrenadores de apuntarse al lado oscuro del fútbol.

martes, 15 de abril de 2014

La estrategia de la derecha y la imaginación de la izquierda

A título de hipótesis de trabajo, y por simplificar la exposición, admitamos que la crisis económica que nos tortura surgió como consecuencia de ciertas actuaciones de empresas, partidos y personas de derechas (primero infectaron Estados Unidos y luego trajeron las consecuencias a Europa). Admitamos también que no se puso remedio a la crisis cuando ésta todavía no había alcanzado las proporciones descomunales que posteriormente llegó a desarrollar. Finalmente, admitamos sin reparos que los principales perjudicados por la crisis han sido las personas que disponían y disponen de menos recursos para sobrevivir en épocas de vacas flacas. Con todo esto, y siempre que me dejen introducir algunas matizaciones en el debate, estoy bastante de acuerdo.

Ahora bien, cuando se da un paso más y se pretende dictaminar por qué la derecha obró como lo hizo (las actuaciones a las que me refería más arriba), mi desacuerdo es prácticamente total. Para la izquierda, lo que persigue la derecha es ni más ni menos que aumentar la pobreza mundial para así poder ser más rica y poderosa ella. Es posible que eso sea cierto en lo que se refiere al poder, pero desde luego no lo es en lo relativo a la riqueza.

Pensemos un poco. Si la motivación de la derecha (más exactamente, del sector de la derecha que controla la mayoría de los recursos eonómicos) para desatar la crisis fuera que los restantes seamos cada vez más pobres, ¿cómo diablos iba a seguir haciendo crecer su riqueza? Yo, pequeño empresario o comerciante, seré más rico cuanto más venda. Y venderé tanto más cuanto más gente esté en posición de comprar mis servicios o mis productos. Si quienes me rodean son más pobres que ratas, ¿con qué van a adquirir lo que pongo en el mercado (escuchen atentamente la canción Lamento borincano en la versión de Víctor Jara, por ejemplo; el pobre protagonista no logra vender ni un solo producto de sus campos porque sus paisanos son incluso más pobres que él)? Y, si no coloco lo que quiero vender, ¿cómo voy a hacerme más rico?

Puedo admitir que a la derecha no le interese que nos hagamos tan ricos como ella. Pero de ahí a decir que lo que persigue es la ruina total de quienes no pertenecen a su club va un trecho muy largo... salvo que la propia derecha tenga un interés especial en suicidarse. Quienes razonan como acabo de resumir se olvidan de que, por lo menos en gran medida, derecha y capitalismo son intercambiables y de que el capitalismo consiste en producir al coste más bajo posible para vender lo más caro que pueda. Y, si alguien quiere vender, es inevitable que haya alguien que pueda y esté dispuesto a comprar. Si todos somos pobres de solemnidad, ¿a quién va a vender la derecha? ¿A otros ricos? ¿Van a devorarse entre ellos después de haberse comido al resto de la población? ¿Seguimos creyendo en esa tontería de "las contradicciones internas del capitalismo"?

Si la derecha se caracteriza por su avaricia, la izquierda lo hace por sus serias dificultades para razonar con un mínimo de coherencia. Pongamos otro ejemplo.

Miguel Monzón, más conocido como El Gran Wyoming, es un licenciado en medicina que nunca ejerció y que lleva muchos años actuando como presentador de espacios televisivos supuestamente humorísticos y críticos, y liderando un grupo musical; a título incidental diremos que estas actividades le han proporcionado un capital nada despreciable mientras sigue alardeando de su ideología de izquierdas. En la actualidad, presenta un programa en La Sexta en el que fustiga implacablemente a la derecha gobernante en España. Recientemente ha aparecido en otro programa de La Sexta para ser entrevistado por el humorista Andreu Buenafuente. Entre las perlas que dejó a los espectadores, Wyoming soltó lo de que a la derecha española le interesa que el país soporte continuos episodios de violencia de bajo nivel.

Según Wyoming, el principal beneficiario de la violencia sangrienta y salvaje de ETA era la derecha, ya que, con la existencia de la banda armada, podía justificar sus medidas represivas y de recorte de libertades civiles. Prácticamente desaparecida ETA, la derecha se ha inventado los grupos antisistema que se infiltran en toda manifestación que se precie para provocar serios altercados y choques con las fuerzas de orden público. Así, la derecha puede mantener su nefasta compulsión dictatorial.

Wyoming es un claro ejemplo del deterioro de la enseñanza pública en España. Que un individuo pueda llegar a ser médico (aunque no haya ejercido jamás) razonando de esta forma demuestra que prácticamente cualquier analfabeto puede obtener un título universitario.

De nuevo admitamos que la derecha, la muy perra, está especialmente interesada en mantenerse en el poder (cosa que es cierta, igual que lo es en el caso de la izquierda). Para lograr su objetivo recurre, entre otros procedimientos inconfesables, a fomentar subrepticiamente la violencia incontrolada. Pero ¿no le sería más beneficioso, no le reportaría más votos, acabar totalmente con esa violencia? En el retorcido argumentario de la derecha, ésta sería mejor vista por el pacífico pueblo español si el gobierno logra terminar de una vez por todas con las actuaciones de los antisistema. ¿Qué le daría más votos y prestigio a la derecha: aprovechar fraudulentamente las teóricas ventajas de la existencia de ETA o acabar con ella?

Está visto que la izquierda española aplica al pie de la letra aquella vieja reivindicación del mayo francés de 1968: la imaginación al poder. Lo malo es que la imaginación exhibida por la izquierda española es muy pobre. ¡Pobrísima!


domingo, 9 de marzo de 2014

Nonoticias Q-alientes. 1

RESUMEN DE NONOTICIAS LLEGADAS A NUESTRA REDACCIÓN.

Crisis de Crimea (Kiev/Sebastopol, YULIA TIMOSHENKO/VIKTOR YANUKOVYICH).
Según hemos podido saber de fuentes generalmente bien informadas que prefieren mantener el anonimato, la verdadera razón de la ocupación de la península de Crimea por fuerzas militares rusas es que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, está harto de tener que cruzar territorio ucraniano para desplazarse a su dacha del Mar Negro. Incorporando Crimea a Rusia, podrá viajar hasta ella sin ser objeto de las continuas y pegajosas muestras de simpatía que habitualmente le tributan los habitantes de Ucrania.

Repercusiones en España de la crisis de Crimea (Madrid, LEÓN DE LA CARRERA).
Cayo Lara, coordinador general de Izquierda Unida (IU), ha responsabilizado a Mariano Rajoy, presidente del gobierno, de la invasión de Crimea, ha solicitado su comparecencia urgente en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones y ha exigido su dimisión inmediata, seguida de la convocatoria de elecciones anticipadas. Por su parte, Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se ha mostrado menos drástico, aunque no ha dudado en atribuir la ocupación rusa de Crimea a la severa política de recortes llevada a cabo por el gobierno y a la pérdida de libertades democráticas. En Barcelona, Artur Mas, presidente de la Generalitat de Catalunya, preguntado por la posibilidad de iniciar un acercamiento catalán a Crimea, contestó que "para aliarnos con mindundis pobretones, ya nos llega con España".

La nueva estrella del PP (Dublín, JOSÉ MARÍA BOTELLA).
Las elogiosas palabras hacia España de Bono, líder del grupo musical U2, en la convención de partidos conservadores europeos celebrada en Dublín fueron acogidas con evidente frialdad por Mariano Rajoy, secretario general del Partido Popular (PP). A preguntas de los periodistas contestó con sequedad que, "si lo que pretende Bono es ascender rápidamente en la jerarquía del partido, debe ponerse a la cola, como lo hicieron en su día los barones populares". A pesar de estas declaraciones, Angela Merkel, canciller de Alemania, explicó que el malestar de Rajoy se debió únicamente a que no sabe "ni papa" de inglés, con lo que no se enteró de nada de lo que dijo Bono y contestó lo primero que le pasó por la cabeza.

Corrupción (Madrid, VISITACIÓN BUENAVISTA).
Clara Boya, miembro destacado de la organización no gubernamental (ONG) Human Rights Watch (HRW), ha afirmado que el problema de la corrupción política no está tan extendido en España como se cree habitualmente. Según ella, ha sido capaz de encontrar un político, Perfecto Timón, que desempeña el puesto de alcalde en Topalsaco, al que no se le ha podido probar jamás ninguna corruptela, ni ningún comportamiento ilegal. Sin embargo, una investigación interna de HRW ha puesto de manifiesto, con pruebas irrefutables, que Boya había sido sobornada por Timón para hacer tales declaraciones. "Es que todavía debo varias letras del Ferrari", trató de justificarse Boya cuando la ONG le afeó su conducta.

Meteorología (A Coruña, BÁRBARA CHUZOS).
Tras un análisis en profundidad de los datos recogidos durante el interminable invierno de 2013-14, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha llegado a la conclusión de que se han terminado durante una temporada las ciclogénesis explosivas y los diluvios bíblicos. La causa de este repentino cese del mal tiempo parece deberse a que la atmósfera ha agotado sus reservas de vientos huracanados y agua de  lluvia. Cayo Lara, coordinador general de Izquierda Unida (IU), ha requerido al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que explique en el Congreso de los Diputados los sucesos del invierno y ha exigido su dimisión inmediata y la convocatoria de elecciones anticipadas. Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), tras apuntar que estos fenómenos no ocurrían ni cuando mandaba Franco, ha sostenido que la incapacidad de Rajoy para detener las ciclogénesis ha contribuido significativamente al aumento del paro y al deterioro de las libertades democráticas.

sábado, 8 de marzo de 2014

Aclarando conceptos

La Escuela de Ingeniería de Telecomunicación (EIT) de la Universidad de Vigo (UVigo) tiene un programa denominado Plan de Acción Tutorial (PAT), que está destinado a los alumnos matriculados por primera vez en el centro.


Vista parcial de la EIT-UVigo. Foto: ESS; noviembre 2013

El PAT está a cargo de profesores que aceptan voluntariamente actuar como tutores de los alumnos de nuevo ingreso. En dicha tarea, y dado que hay menos profesores que alumnos interesados en tomar parte en el PAT, cuentan con la ayuda, también voluntaria, de alumnos ya veteranos en el centro. El objetivo del PAT es proporcionar, en la medida de lo posible, el soporte que puedan necesitar los nuevos estudiantes en cuanto a orientación curricular, técnicas de estudio, relaciones con los profesores, etcétera.


Vista parcial de la EIT-UVigo. Foto: ESS; julio 2012

X es uno de los profesores que participa en el PAT. Con objeto de ser de mayor utilidad a los alumnos a los que está asignado como tutor, se le ocurrió preguntarles por sus opiniones acerca de una serie de temas. Ahora bien, en lugar de emplear el método clásico de las encuestas, encargó a sus alumnos ayudantes que mantuvieran una serie de charlas informales con los tutorandos. Suponía que la relación directa entre alumnos sin la presencia del profesor supervisor y la falta de rigidez de una charla distendida le proporcionarían más información aprovechable que si recurría a los métodos convencionales. Y, al parecer, logró su propósito. Lo malo fue que algunas respuestas le causaron una profunda sorpresa, ya que constituían una alteración radical en los conceptos que él tiene asumidos desde hace muchos años.

Una de las declaraciones que obtuvo fue que, según la perspectiva de un alumno, la universidad debe interferir, con sus requisitos en materia de exámenes, trabajos, o asistencia a clase, lo menos posible en el tiempo libre de los estudiantes. X no supo qué pensar de tal declaración de principios. Al final, llegó a la conclusión de que el alumno consideraba que su actividad principal era disfrutar de la vida y que los estudios son un mal que hay que soportar por imperativos sociales; algo así como ir al dentista cuando se tiene una muela picada. Peor todavía, si ésa es la forma de pensar de un cierto porcentaje de alumnos (X tiene motivos fundados para creer que hay más alumnos que secundan la declaración de principios aludida), cabe preguntarse acerca de qué esperan esas personas de la vida en general y de la universidad en particular. Y ¿qué pinta un profesor si sus alumnos piensan mayoritariamente de esa forma?

En las manifestaciones y protestas estudiantiles siempre sale el latiguillo de "enseñanza pública, gratuita y de calidad". ¿Para qué?; ¿para cobijar a individuos como el protagonista de esta historia? ¿No va siendo hora de que los profesores recurran a las manifestaciones y protestas para reclamar alumnos responsables y de calidad? Tal vez sería conveniente que alguien se tomase la molestia de aclarar estos conceptos.